lunes, 8 de julio de 2013

¿Cómo será la entronización de Felipe I?


En breve seremos testigos de la segunda abdicación y consecuente entronización de un nuevo jefe de estado en el seno de las monarquías europeas. Comer, Viajar,Amar, una vez más ha preparado un completísimo post donde nos cuenta tanto detalles de la Corona como del próximo acto que tendrá lugar el 21 de julio:

 


Un Rey sin Corona: Así será la entronización de Felipe I como séptimo “Rey de los Belgas


Entronización de Felipe I de Bélgica


El príncipe heredero de Bélgica, Felipe, duque de Brabante, jurará como nuevo rey de Bélgica el próximo 21 de julio, día de la Fiesta Nacional y la misma fecha en que se hará efectiva la abdicación de su padre, el rey Alberto II.

Se trata de un hecho sin precedentes -el de la abdicación de un rey por problemas de salud y edad- y la Carta Magna belga no prevé la abdicación del rey, pues únicamente ha habido un monarca, Leopoldo III -el padre de Alberto II-, que se decantó por esa posibilidad el 6 de julio de 1951 ante la posibilidad del estallido de una guerra civil.

Así lo anunció el primer ministro belga, el socialista Elio di Rupo, quien aseguró que el Gobierno ya trabaja en los preparativos de las ceremonias de ascenso al trono. La fecha elegida no es casual: el 21 de julio conmemora el juramento de la Constitución efectuado por el príncipe alemán Leopoldo de Sajonia-Coburgo y Gotha en 1831.

El primer soberano, tatarabuelo de Alberto II, utilizó las siguientes expresiones para referirse a la Constitución liberal de los belgas: “absurda, mala broma, calamidad, insensatez, monstruosa e infernal”. Pero siempre lo hizo en privado y cumplió correctamente con su papel de rey constitucional.

Por su parte, los presidentes del Parlamento, André Flahaut, y del Senado, Sabine De Bethune, confirmaron que el príncipe heredero jurará su cargo ese día ante las dos cámaras reunidas en sesión extraordinaria, según la Constitución del país.

El Gobierno belga ya decidió que el rey Alberto firme en el Palacio Real un acta de abdicación en el príncipe Felipe y que actúen como testigos la ministra de Justicia, los presidentes del Parlamento y del Senado, y el del Tribunal de Casación, según el diario Le Soir.

Entronización de Felipe I de Bélgica


Las autoridades belgas aún tienen por resolver el nivel de la representación extranjera en esa ceremonia que será el día de la fiesta nacional de Bélgica y cuando se cumplen veinte años del reinado de Alberto II.

El rey Felipe deberá prestar juramento ante la Cámara y el Senado de Bélgica, en el recinto del Parlamento de Bruselas, en tres idiomas -primero en neerlandés, luego en francés y finalmente en alemán- pronunciando la fórmula que establece la Constitución belga: ”Juro observar la Constitución y las leyes del pueblo belga, mantener la independencia nacional y la integridad del territorio“.

El rey de los belgas es también el comandante supremo de las fuerzas armadas. De ahí su compromiso se defender la integridad y la independencia del país, que el fundador tuvo que aplicar ante los vecinos holandeses y sus dos descendientes, Alberto I y Leopoldo III, ante los alemanes en las dos guerras mundiales.

Tras jurar su cargo el actual heredero, de 53 años de edad, se convertirá en “Felipe I, Rey de los Belgas”, mientras que Alberto II conservará el título de “Rey de Bélgica” por cuestión de cortesía, tal y como sucedió con su padre, Leopoldo III, tras abdicar en 1951. Inmediatamente después de pronunciar su discurso, el presidente del Parlamento belga tomará la palabra para manifestar la adhesión de los parlamentarios al nuevo jefe de Estado.

El caracter militar de la corona belga, que se desprende de la Constitución, tendrá inmediata expresión ceremonial, después de la jura ante la Cámara, cuando se ha previsto un desfile militar, que se cerrará con fuegos artificiales frente al Palacio Real, en el centro de la capital belga. Sin embargo, momentos antes, los reyes se habrán dirigido a la Columna del Congreso, monumento que alberga la Tumba del Soldado Desconocido.

En lo alto del monumento, la imagen de Leopoldo I recuerda que está erigido en memoria de las libertades que protege y defiende la Constitución belga. A sus pies, reposa la tumba del soldado desconocido, muerto por la patria en la Primera Guerra Mundial, y hay también una placa en memoria de los héroes de la Segunda Guerra.

La esposa de Felipe I, Mathilde d´Udekem d´Acoz, descendiente de aristócratas belgas y polacos, se convertirá en reina Matilde y será la séptima reina de Bélgica desde 1831.

Por primera vez en la historia, se dará el inédito caso de que cohabitarán tres reinas en la corte bruselense: Fabiola -viuda del rey Balduino, muerto en 1993-, Paola -esposa del renunciante Alberto II- y Matilde.

Algo parecido sucedió entre 1960 y 1965, cuando en la corte hubo dos reinas -Fabiola e Isabel de Baviera, viuda de Alberto I- y una princesa consorte, Lilian de Rethy, segunda esposa de Leopoldo III.

Matilde será la primera mujer belga en ocupar este puesto, ya que sus antecesoras fueron extranjeras: María Luisa de Orleans (francesa, esposa de Leopoldo I), María Enriqueta de Habsburgo (austriaca, esposa de Leopoldo II), Isabel de Baviera (alemana, esposa de Alberto I), Astrid de Suecia (esposa de Leopoldo III), Fabiola de Mora y Aragón (española), y Paola Ruffo di Calabria (esposa del renunciante Alberto II y suegra de Matilde)

Bélgica tendrá además, por primera vez, a una mujer como heredera del trono: la princesa Elisabeth, de 11 años, hermana mayor de los príncipes Gabriel -de nueve años-, Emmanuel -de siete-, y Eléonore, de cinco.

Elisabeth, es la princesa heredera del trono belga gracias a la abolición de la Ley Sálica, que prohibía la coronación de las mujeres, y no será discriminada de la sucesión al trono como sucedió con las hijas de los reyes Leopoldo II o Leopoldo III.

La princesa se suma, además, a la lista de futuras reinas europeas como ha ocurrido recientemente en Holanda, donde la heredera del rey Guillermo Alejandro, es su primogénita, Catalina-Amalia, de 9 años.


UN REY SIN CORONA

Bélgica es el único de los sietes reinos europeos que no posee una Corona Real como atributo tangible de la realeza. A diferencia de Inglaterra -cuyos soberanos son ungidos y coronados en una imponente ceremonia religiosa-, las restantes monarquías europeas -Dinamarca, Suecia, Holanda, España, Bélgica, Noruega, Mónaco, Liechtenstein y Luxemburgo- no celebran la ascensión de sus nuevos monarcas como una coronación.

Pero, con excepción de Bélgica, los reinos europeos conservan la presencia de los símbolos históricos de la realeza -corona, centro, orbe, espada- presidiendo la ceremonia de sus juramentos, que de este modo pueden ser denominadas, como de hecho lo son, “coronación”. Así lo hemos visto en la ceremonia de entronización del rey Guillermo Alejandro de Holanda, el pasado 30 de abril, frente a cuyo asiento se colocaron las Regalías de la Corona.

Ahora bien ¿por qué razón Bélgica no sigue la pauta tradicional? La razón no es nada complicada: porque no tiene Corona, y la que tuvo está hoy atesorada en un palacio del vecino reino de Holanda. En 1815, al recomponerse Europa tras la caída del Imperio napoleónico, nació el llamado Reino de los Países Bajos Unidos, que comprendía el actual territorio de los Países Bajos -u Holanda- y el Reino de los Belgas.

Guillermo I, príncipe de Orange, fue proclamado primer Rey y se coronó en Bruselas en una ceremonia presidida por una Corona de plata que su hijo y sucesor, Guillemro II, sustituyó por otra más valiosa, en la ceremonia de inauguración de su reinado, en 1840.

No sólo la Corona de Bruselas le parecía demasiado sencilla, sino tampoco pertinente, porque diez años antes, la actual Bélgica se había independizado, proclamando al príncipe alemán Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha como su primer rey. La corona utilizada por los Orange en la coronación de Bruselas se hallaba en La Haya, y no hubo tiempo para confeccionar una nueva. Leopoldo aceptó la corona el 12 de julio de 1831 y prestó juramento una semana después.


LOS PODERES DEL REY 

Entronización de Felipe I de Bélgica


Los poderes del monarca belga son limitados. Según la fórmula consagrada, el rey “reina pero no gobierna. Ejerce, sin embargo, una influencia moderadora durante las crisis gubernamentales, bastante frecuentes en Bélgica.

El rey promulga las leyes. Pero su firma tiene que ir siempre acompañada de la de un ministro, que asume de esta manera la responsabilidad por los textos rubricados. Y es que si el rey nombra y revoca a los ministros, ejerce el mando de las Fuerzas Armadas y tiene la prerrogativa de disolver las Cámaras del Congreso, se trata de poderes ficticios, ya que tienen que ser avalados siempre por un miembro del Gobierno.

Una diferencia importante con la monarquía británica, sin embargo, es que el rey de Bélgica juega un papel de conciliación en caso de renuncia del primer ministro. Está encargado de recibir a todos los líderes políticos para nombrar a un sucesor, lo que le confiere un margen de maniobra importante.

 

Fotos y post: Comer, Viajar, Amar

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